El encuentro con Cleofecelia y su comunidad «Virgen de las Nieves» se parece a un cuento de hadas…
«Érase una vez dos carneros de lana, uno gris y otro blanco, que Ayud’Art había adoptado en Cusco en agosto del 2007. En el trayecto que los llevaba a Francia para que Ayud’Art los vendiera en provecho del CIMA, las dos criaturas estaban bien arrellanadas en el bolso de la presidenta cuando un poderoso terremoto se puso a rugir y a agitar tanto los bolsos como a los seres humanos. Los carneritos se encontraron un poco sacudidos, con el hocico fuera del bolso, antes de acomodarse en un avión para llegar al «viejo continente». Los meses pasaron pero nadie podía decidirse a vender los que fueron los sobrevivientes cómplices de un momento fuera del tiempo.
«Gris y Blanca» ya habían ganado el título de mascotas de Ayud’Art.
Al año siguiente, se unieron al viaje a su tierra natal para visitar a la tejedora que los había creado e invertir en un ganado de lana que, esta vez, podría venderse. De mercados en talleres, de tiendas en encuentros, nadie podía informarnos… ¿Quién habría podido tejer estas pequeñas criaturas a las que ni siquiera faltaba la palabra?
El encuentro fue también tan increíble como espontáneo por una hermosa mañana de agosto, a orillas de la laguna de Piuray a 3 425 metros sobre el nivel del mar.
Cleofecelia es la representante de su comunidad de costureras/tejedoras y nos habla de sus condiciones de trabajo.
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